Este traje fue uno de los principales retos que debió asumir la naza para sobrevivir en aquellas condiciones aún desconocidas. El traje se denomina A7LB que debe cumplir con las condiciones de ser resistente a las temperaturas extremas, a la abrasión y ser antiinfable.
“La Nasa tenía muy poca información sobre las condiciones del suelo lunar, pero sabía que estaba compuesto por un polvo muy abrasivo y cortante. También gracias al experimento realizado en 1967 el Apolo 1, se pudo saber que todo el material que llevarían los futuros astronautas tendría que ser resistentes al fuego”, explicó el ingeniero Argentino Pablo De León.
Otro de los desafíos que enfrenta la exploración espacial humana en la actualidad está enfocado en el diseño de materiales cada vez más livianos, pero conservando la resistencia y la seguridad. Los nuevos trajes espaciales cuentan con materiales como el kevlar, plásticos, aleaciones y estructuras en forma de panal por las abejas. Además los avances también están orientados a tener mejor electrónica, con sensores muy precisos para conocer el estado de salud de los astronautas en cada momento de la exploración.