“Cuenta la leyenda que hay una tribu que sigue creyendo que el amor es la más grande de todas las revoluciones. Si estás aquí es porque no estás solo, eres parte de La tribu” con esta frase inició el artista el concierto.
En el ambiente, la gente está ansiosa y el colombiano no los defraudó. En su repertorio de canciones radiofónicas no faltaron. Su esposa, Evaluna Montaner, lo acompañó en el escenario, y cantaron «Machu Picchu» y «999» a dúo.
El ex participante de el factor X destacó la mención a sus padres —que estaban sentados en primera fila— con la que lloró y dio un mensaje a los más pequeños allí presentes: “Cuando pasen los años, que se les olvide lo que sea. Pero recuerden que el tipo que había en el escenario con bigote les dijo que lo que sea que sueñen lo pueden alcanzar, por loco que parezca. No dejes que nunca nadie te diga lo contrario”.
Todo el concierto contó con un escenario sencillo y eficaz: rodeado de cuatro músicos, tres pantallas y dos enormes letreros de neón, flanqueados por carpas en forma de tipi, el símbolo de la tribu. Salvo el propio Camilo, vestía un mono blanco y escribía sobre las distintas ciudades que recorría. Caminaba descalzo sobre la alfombra, fiel a su mensaje, es decir, menos es más.