Sexmania

El Squirt y los mitos detrás de la “Eyaculación femenina”

Porque en el sexo no hay que tener tabús.

Una de las preguntas más comunes de muchos es si las mujeres, al igual que los hombres tienen la posibilidad de eyacular. Como consecuencia del cine para adultos, esta idea ha generado dudas, morbo, e incluso inseguridades en algunas mujeres, que por sus parejas o simplemente por no lograrlo se ven afectadas.

Para unos tabú para otros puro placer, la verdad de todo es que esta práctica es real, sólo que no es tan común como el cine para adultos lo ha hecho ver. 

Y es que la verdad de esto es que esta habilidad no es para nada fácil, pues requiere de mucho control de los músculos de la zona pélvica femenina, además de otros factores, y acá te explicamos de qué depende, y algunos mitos sobre ella.

Para empezar, el término “Squirt” es una expresión del inglés que significa “Chorro”. Es diferente a la eyaculación femenina, pues la segunda es normal en toda mujer, mientras el squirt no.

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Para empezar, según una investigación de Alberto Rubio, la eyaculación femenina es un producto del éxtasis sexual, y proviene de la próstata (Sí, las mujeres también tienen próstata y se llama Skene) y es escasa, de color blanco y espesa, mientras que el squirt es, a primera vista, un chorro de agua, pero está compuesto por agua, urea, y ácido úrico. 

Otro mito sobre el squirt es que es abundante. En realidad, la cantidad de líquido que se libera varía según la edad, el placer, la cantidad o frecuencia de orgasmos tenidos recientemente entre otros. En ese aspecto, es igual que el semen en los hombres: si liberas tu carga con regularidad, va a haber menos expulsión que si estás “Acumulado”. 

También se cree que llegar a este punto durante el sexo es algo espontáneo, pero en realidad es una práctica que cualquier mujer, con la técnica adecuada, puede lograr a voluntad: Estimulación de clítoris, luego de próstata (cercana al hueso púbico), y aunque es posible que se llegue al orgasmo sin lograr el Squirt, se debe continuar, mientras que la mujer  aprieta y relaja sus músculos pélvicos.

Finalmente, con la práctica se hace el maestro, así que si no te sale a la primera, solo sigue intentando.

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